¿Quieres conocer verdaderamente a un padre? ¡Entonces, habla con sus hijos!
Si en realidad deseas comprender quién es un padre, todo lo que tienes que hacer es entablar una conversación con su hijo. Observa cómo el hijo actúa, y descubrirás que esa conducta refleja a su padre. ¿Por qué es así? Porque el padre invirtió tiempo en enseñar a su hijo, en mantener una relación con él y en guiarlo hacia su destino.
Abraham tenía un plan específico para Isaac, un plan que reflejaba la voluntad de Dios para él.
Cuando Dios nos adopta como sus hijos, traza un plan único para cada uno de nosotros. Él es nuestro Padre Celestial, y su objetivo es entrenarnos, enseñarnos y alinearnos con su propósito divino. En última instancia, la obediencia es la clave para cumplir la voluntad de Dios. La obediencia se ajusta a la autoridad, y el lenguaje del amor de nuestro Padre Celestial es, precisamente, la obediencia. El hijo sigue las instrucciones del padre, hasta que llega el momento en que el hijo debe tomar sus propias decisiones.
En el mundo terrenal, la autoridad se mide en términos de rango y poder. Pero en el Reino de los Cielos, a mayor autoridad, mayor responsabilidad y mayor servicio. Cada hijo de Dios está destinado a representar a muchas más personas como hijos del Dios Altísimo, siguiendo el ejemplo de Abraham, quien se convirtió en padre de multitudes, y esas multitudes, a su vez, se convirtieron en hijos de Dios.
El hijo tiene la elección de obedecer el camino marcado por su Padre o desviarse y desobedecer, lo que a menudo conlleva consecuencias y retrasos en el plan divino.
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Como mencionamos antes, un padre desempeña un papel fundamental en la formación, el entrenamiento y la preparación de su hijo, todo con el fin de llevar a cabo el propósito de Dios. Cualquiera puede tener hijos, pero solo unos pocos se toman la responsabilidad de guiarlos hasta que alcancen su máximo potencial, el propósito de Dios.
Es importante distinguir entre un hijo y un bastardo. El Señor corrige al hijo porque lo ama. El hijo ha sido preparado a lo largo de su vida, ha sido guiado, instruido y moldeado por su Padre. En cambio, el bastardo tropezará una y otra vez, aprendiendo a través del dolor de sus errores. El hijo hereda una plataforma establecida por sus padres si ha sido debidamente formado. En contraste, el bastardo o huérfano carece de esta ventaja generacional y no lleva consigo el legado de un padre.
"pero Dios le dijo a Abraham: 'No te preocupes por el muchacho y tu sierva. Haz todo lo que Sara te diga, porque Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes.'" (Génesis 21:12 NTV)
Este versículo habla de la separación de Ismael de Abraham, pero Dios le recuerda a Abraham que Isaac es el hijo por el cual se cumplirá la promesa, él es el heredero designado para continuar su legado. Dios instruye a Abraham para que guíe a Isaac por el camino divino.
Lo que Dios había depositado en Abraham no podía morir con él; era responsabilidad de Abraham ser la base sobre la cual Isaac construiría su futuro. Isaac se convirtió en la viva imagen de su padre en todos los aspectos.
Escrito por Víctor Preza, basado en la prédica del día 14 de octubre de 2023.
Este artículo destaca la importancia de conocer a un padre a través de su relación con sus hijos y cómo el Padre Celestial nos guía hacia su propósito a través de la obediencia y la formación. También subraya la diferencia entre un hijo bien preparado y un bastardo que carece de la guía paterna. La historia de Abraham e Isaac ejemplifica el papel fundamental que un padre tiene en la formación de sus hijos y la continuidad de su legado.
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