Cuando llegamos a vivir a la casa donde residimos actualmente, el patio trasero estaba lleno de maleza y un pasto desuniforme. Poco a poco lo hemos ido mejorando, y ahora es un lugar acogedor donde se celebran reuniones de jóvenes, de mujeres, familiares, etc.
Mi patio es santo porque está separado para el propósito de recibir personas en reuniones donde se da vida. Como dijimos ayer, la palabra "santo" significa separado, apartado. Y Dios nos ha apartado a nosotros para cumplir su propósito.
Lleno de maleza, mi patio no cumplía el propósito de recibir personas y que se sintieran cómodas. Tuvimos que invertir tiempo y decidir trabajar en quitar lo malo y poner cosas buenas para que cumpliera su propósito.
Algo así es nuestro proceso de santificación. Todos tenemos un propósito para cumplir, pero también tenemos cosas que nos lo impiden. Cosas como miedos, comparaciones, adicciones, desidia, retrasan que vivamos cumpliendo nuestro propósito. Así que nos toca a nosotros intencionalmente decidir trabajar en quitar lo malo y poner cosas buenas en nuestra vida para avanzar al cumplimiento del propósito para el que fuimos separados.
“Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: ‘Sean santos, porque yo soy santo” 1 Pedro 1:14-16 NTV
La santificación te lleva a cumplir tu llamado. Mi patio no habría visto cumplido su llamado (propósito) de ser un lugar donde se imparte vida a otros si no hubiera sido limpiado y decorado.
Probablemente tu llamado necesite de que dediques unas horas de tu tiempo a buscar en la presencia de Dios qué cosas feas necesitas sacar de tu vida, y pedir que Él revele esas cosas buenas que ya ha puesto en ti que le dan vida a otros.
No pierdas de vista que esto es un proceso continuo. Si mi patio necesita limpieza y cuidado semanal para recibir a las personas, ¡cuánto más tu vida necesita de cuidado diariamente para ejercer tu llamado!
Escrito por Celia Guevara de Preza, basado en la prédica del 1/junio/2024
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