En el idioma español hay muchas palabras difíciles de pronunciar, tales como: esternocleidomastoideo, otorrinolaringólogo, electroencefalografía, paralelepípedo, desoxirribonucleico y perdón. Si no lograste pronunciar las anteriores palabras, es normal si no estás familiarizado con ellas (incluyendo la palabra perdón). Si no la usamos con frecuencia, nos cuesta pronunciarla.
Cada uno de nosotros tiene un propósito a cumplir, pero en cualquier relación (esposo, padres, hermanos) te encontrarás con situaciones que procuran impedirlo.
En el jardín del Edén, al encontrarse con un problema, Adán tenía los recursos para resolverlo: hablar con su mujer, recordar lo que Dios le había dicho y pedirle perdón a Dios. De igual manera, en nuestras relaciones, tenemos los recursos para restaurarlas cuando surgen conflictos. Ante la división que resulta del conflicto, necesitamos la reconciliación a través del perdón.
Desde el Edén, la relación con Dios Padre se perdió, pero fue el Padre quien tomó la iniciativa para restaurar la relación a través del perdón, enviando a su hijo a morir para pagar por el pecado. Nuestra parte es reconocer que necesitamos a ese Salvador que Él envió. El perdón ya nos lo proporcionó nuestro Padre, pero de nuestra parte se necesita arrepentimiento.
¡Y al hacer uso de esto, la libertad viene a nosotros!
"y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno. »Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti; pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados.” Mateo 6:12-15 NTV
Pero también hay una condición: perdonar a otros para que nuestros pecados sean perdonados. Aunque cueste digerir el acto de perdonar, no otorgarlo nos lleva a una cárcel de amargura, resentimiento, sed de venganza, etc., adonde estaremos hasta que perdonemos. ¿Quieres salir de esa cárcel? Perdona y sigue adelante. Practica el perdón y te darás cuenta de que se convertirá en una palabra no difícil de pronunciar.
Escrito por Víctor Preza, basado en la prédica del día 18/05/2024
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