Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión personal que surgió a raíz de una predicación inspiradora que escuché el 2 de diciembre de 2023. El tema central fue la dificultad que enfrentamos al perdonar a aquellos que nos han ofendido, y cómo a menudo preferimos alejarnos de ellos en lugar de restaurar la amistad.
En lo personal, debo admitir que, cuando me siento herida o agraviada por alguien, mi primera reacción suele ser alejarme en lugar de practicar la misericordia. Me doy cuenta de que tiendo a juzgar más fácilmente que a mostrar compasión. Si percibo que alguien me está lastimando repetidamente o no me está considerando, tiendo a "sacarlos del llavero", es decir, dejar de considerarlos como amigos o compañeros importantes en mi vida.
Recuerdo las palabras de Jesús que nos instan al perdón en Lucas 17:4 NTV: "Aun si la persona te agravia siete veces al día y cada vez regresa y te pide perdón, debes perdonarla". Esto me hace cuestionar mi propia actitud y me lleva a la conclusión de que apartar a alguien de mi círculo no es la solución que Jesús enseñó.
Los discípulos, al enfrentarse a la enseñanza de Jesús sobre el perdón, respondieron con una petición interesante en Lucas 17:5: "Los apóstoles le dijeron al Señor: 'Muéstranos cómo aumentar nuestra fe'". Este pasaje me hace reflexionar sobre la importancia de la fe en todo este proceso.
Entonces, ¿para qué necesito fe? Aquí van algunas ideas que se me ocurren:
1. Fe para creer que hay otra manera de ver las cosas.
2. Fe para creer que la persona que me ofendió puede cambiar.
3. Fe para buscar otra verdad además de la mía.
4. Fe para creer que yo sí podré perdonar.
5. Fe para separar al pecador del pecado.
En resumen, la fe se convierte en una herramienta esencial en nuestro caminar diario, necesaria para no ofendernos, para perdonar y para mantener relaciones significativas. Personalmente, he descubierto a través del proceso de sanidad interior que también tengo responsabilidad en aquello que juzgo y que mi alma tiene que rendir cuentas, independientemente de si la otra persona cambia o no.
Espero que estas reflexiones también resuenen en sus corazones. Nos enfrentamos a un desafío constante, pero con fe, podemos superar las dificultades y aprender a perdonar de la manera en que Jesús nos enseñó.
Escrito por Celia Guevara de Preza, basado en la prédica del 2/dic/2023
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