¿Alguna vez te has encontrado con la situación en la que deseas ayudar, pero algo te detiene? En este blog, exploraremos un pasaje del libro de Mateo que arroja luz sobre esta cuestión y nos desafía a tomar acción.
Si tomamos un momento para leer el capítulo 9 del libro de Mateo, encontraremos a Jesús extendiendo su mano para ayudar a las personas de diversas maneras: sanando a un paralítico (versículos 6-7), compartiendo una comida con un recaudador de impuestos y sanando su rechazo (versículo 12), curando a una mujer con una enfermedad crónica (versículo 22), resucitando a una niña (versículo 25), restaurando la vista de unos ciegos (versículo 30), liberando a un poseído por demonios (versículo 33). Jesús recorrió todas las ciudades y aldeas de la región, enseñando en las sinagogas y proclamando la Buena Nueva sobre el reino de Dios, sanando todo tipo de enfermedades y dolencias.
¿Puedes imaginar cuán agotado debía estar al final del día? A pesar de su agotamiento, aún había una multitud que buscaba su ayuda, la ayuda que solo Jesús podía brindar en ese momento. Fue entonces cuando Jesús, como se relata en el versículo 36, miró a las multitudes y sintió compasión por ellas, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Les dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Por lo tanto, oren al Señor de la cosecha y pídanle que envíe más trabajadores a su campo" (Mateo 9:36-38, NTV).
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No fue hasta después de este episodio que Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio la autoridad para expulsar espíritus malignos y sanar toda clase de enfermedades y dolencias (Mateo 10:1). Hasta ese momento, los discípulos estaban dispuestos y disponibles, pero carecían de la autoridad para realizar las tareas que Jesús realizaba. Sin embargo, después de recibir esta autoridad, se convirtieron en trabajadores esenciales en el campo de la ayuda a las personas. Más tarde, en el libro de los Hechos, los vemos entregando sus vidas literalmente en la ejecución de esta tarea.
En organizaciones basadas en el trabajo voluntario, como las iglesias, a menudo es difícil encontrar ayuda para llevar a cabo proyectos. Se necesitan manos para todo: ingresar datos en una base de datos, servir agua, limpiar, brindar compañía, orar, y mucho más. Es posible que hayas escuchado o incluso dicho la frase: "Perdóname, te ayudaría, pero..."
Algunas personas están dispuestas a ayudar de todo corazón, pero simplemente no tienen el tiempo, es decir, no están disponibles. Otros tienen tiempo y recursos disponibles, pero no están dispuestos a ofrecerlos para el proyecto. Y luego están aquellos que tienen tiempo y disposición, pero quizás no sean los más adecuados para la tarea en cuestión.
El llamado de Jesús por más trabajadores sigue siendo relevante hoy en día. Congregaciones en todo el mundo buscan personas dispuestas y disponibles para ayudar a quienes lo necesitan en diversas formas.
Se necesitan trabajadores dispuestos a superar el miedo de compartir la fe en Dios, dispuestos a sacrificar su comodidad para ayudar a otros a mudarse, dispuestos a tener fe y orar por los enfermos, dispuestos a dejar de lado el orgullo y tratar a los demás con amor, y dispuestos a levantar el teléfono y animar a aquellos a quienes no han visto en mucho tiempo.
No esperemos más, Jesús ya nos ha dado la autoridad y el mandato para hacerlo (Mateo 28:18-20).
Este blog fue escrito por Celia Guevara de Preza, basado en la predicación del 16 de septiembre de 2023.
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