Muchos de nosotros creemos que cuando Dios nos llama, todo es fácil y no hay temores porque Él nos ha llamado. Pero, a menudo, cuando Dios nos llama o nos manda a hacer algo, es cuando comienzan las dudas o los miedos. Existe una falsa idea que nos llega en ocasiones: "Lo que Dios quiere que haga, será algo que disfruto o deseo hacer. Mi llamado de Dios es algo que deseo y soy bueno para hacer".
Sin embargo, al examinar algunos ejemplos bíblicos, nos damos cuenta de que esto no es necesariamente cierto. Por ejemplo, Moisés tuvo temor de ir y liberar al pueblo de Dios y puso excusas para no hacerlo, como su tartamudez y la posibilidad de que no lo escucharan. Jesús, en Getsemaní, pidió no pasar la copa de la ira de Dios, pero aceptó la voluntad de Dios y aceptó su muerte en la cruz para traer salvación a la humanidad. Ananías tuvo miedo de sanar a Saulo o Pablo de su ceguera, ya que este último había asesinado a cristianos el día anterior.
Para entender adónde Dios quiere llevarnos, debemos tener una mente abierta a las cosas que no lucen como nosotros deseamos. Como se menciona en Oseas 6:6, Dios quiere que demostremos amor, no que ofrezcamos sacrificios. Más que ofrendas quemadas, Él quiere que lo conozcamos. Debemos predicar a nuestro Dios con nuestro testimonio y suplir las necesidades de las personas que encontramos. La gente entenderá que Dios los escuchó y suplió sus necesidades a través de nosotros. Incluso suplir esas necesidades puede costarnos o hacernos sentir temor porque puede ir en contra de nuestra comodidad o sacarnos de nuestra zona de confort.
Otros ejemplos incluyen un doctor que está sanando a un paciente y tiene que vencer el miedo de que lo que recomienda sanará al paciente, o un pastor que vence el miedo de que su trabajo o consejos están sirviendo a aquel a quien ayuda. Ambos son profesionales en sus campos, pero ambos deben romper el miedo y recordar su entrenamiento. El médico tiene la facultad de medicina que lo ampara, y el pastor tiene a Dios que lo llamó y lo respalda.
Si Dios te ha llamado, Él respaldará tu llamado. Deja los temores y confía en Él. Recuerda que Él es nuestro refugio y fortaleza, nuestra ayuda en momentos de necesidad.
En resumen, aunque puede haber miedo o dudas al responder al llamado de Dios, debemos confiar en Él y estar abiertos a lo que Él tiene para nosotros. Debemos demostrar amor a los demás y predicar a nuestro Dios con nuestro testimonio. Dios nos ha llamado y nos respaldará, así que debemos dejar los temores y seguir adelante con fe.
Escrito por Víctor Preza basado en la prédica del día 15/04/2023.
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